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COOPERATIVA VIVER: TURISMO POR UNA AGRICULTURA DIGNA

“Quién viene es un amigo que quiere conocerte”, esto es lo que piensan los trabajadores y agricultores de Cooperativa Viver cada vez que reciben a un turista en sus instalaciones. Al principio se extrañaban, no entendían muy bien el interés turístico, pero pronto, los socios se dieron cuenta de que sus cosechas eran más valoradas, sus productos se vendían mejor y este pequeño pueblo de 1700 habitantes cobraba vida gracias al agroturismo. Esta apuesta por la innovación turística ha hecho que Cooperativa Viver sea este año reconocida con el premio a la investigación e innovación de los Premis Turisme Comunitat Valenciana.

#AgriculturaDigna es el hashtag elegido por esta cooperativa para expresar su principal valor y el agroturismo la herramienta que usan para conseguirlo. “El objetivo del agroturismo no es sólo hacer negocio, sino que la gente que no conoce la agricultura pueda entender lo difícil que es, lo sujeto a los elementos que está,… ¿cuál es la mejor manera de valorar algo? Conociéndolo” nos cuenta Cati Corell, la directora de producto y agroturismo de la Cooperativa.

“Siempre hemos sido una cooperativa muy abierta y acogedora. Las personas que venían a comprar ya nos preguntaban si podían visitar las instalaciones. Por el año 2009 un hotel que recibía viajes del Imserso nos enviaba cada jueves un autobús de turistas” recuerda Cati. Aquello era el principio de una estrategia global por recuperar y poner en valor la agricultura local.

GASTROTURISMO DE TIERRA E HISTORIA

La recuperación de cultivos autóctonos también ha contribuido a la generación de nuevos productos y nuevas experiencias turísticas vinculadas a sus tierras y su historia.

La cooperativa nació en 1990 con 270 socios y sólo un empleado a tiempo parcial. Ahora agrupa 515 agricultores y tiene 55 trabajadores en plantilla a tiempo completo. Por el camino, infinidad de proyectos e ideas como la producción del aceite Lágrima gracias a la recuperación de la variedad Serrana del Palancia; la elaboración de vino cuyo cultivo desapareció en 1915; la producción de frutos secos autóctonos como la nuez o la alubia seca; o la apuesta por productos tan diversos como las cerezas, las patatas o las alcachofas de verano. “Hacemos de la diversificación nuestra seña de identidad y buscamos que el agricultor recupere variedades desaparecidas” apunta Cati, quién asegura que por ello la Cooperativa forma también parte de la red gastroturística L’Exquisit Mediterrani  de Turisme Comunitat Valenciana, que impulsa experiencias gastronómicas auténticas, vinculadas al territorio.

EXPERIENCIA SENSORIAL: SABORES, OLORES, LUCES Y SONIDOS

La cooperativa recibe anualmente unos 2000 turistas, la mayoría de la Comunitat Valenciana. Son, principalmente, familias, amantes de la gastronomía y también muchos profesionales y estudiantes de hostelería y restauración que quieren conocer de cerca los productos que usan en sus cocinas.

Esta línea de negocio no es todavía rentable por sí misma, pero Cati está convencida de que lo será. Por ello, han hecho una gran apuesta por conseguir que la visita a la cooperativa sea toda una experiencia memorable. “Hemos reformado las instalaciones, hemos ampliado las zonas de elaboración para acoger más personas, hemos creado experiencias sensoriales con luces, sonidos, un mural hecho por la artista urbana La nena wapa… todo para que los visitantes vivan algo diferente, que sientan que no están en la típica bodega o almazara”.

La reforma ha costado unos 60.000 euros y se finalizó justo antes de la pandemia. Ahora es el momento de explotar instalaciones e ideas. Cada año invierten entre 5000 y 6000 euros a en marketing para difundir sus productos y captar clientes. “Creemos que podemos llegar a los 5000 visitantes anuales” dice Corell.

FUERA DE LA TEMPORADA DE COSECHA

Además de ser la directora de agroturismo, Cati Corell es una de los 6 guías que acompañan las visitas. Los guías son todos profesionales de la cooperativa que entre semana desempeñan su cargo en la producción y elaboración y los fines de semana atienden a los visitantes.  Ofrecen las visitas en castellano, valenciano e inglés.

La cooperativa tiene perfectamente diferenciada la actividad agrícola y productora de la turística. “No molestamos para nada a los socios. No llevamos gente a los campos, salvo en dos experiencias concretas Tiempo de vendimia y Tiempo de Olivas, trabajamos fuera de temporada”

Cati Corell cree firmemente que cualquier cooperativa agrícola puede lanzarse a la aventura del agroturismo. Es cierto que hay que invertir en las instalaciones y formar al personal pero si hay voluntad, se puede, “la voluntad mueve montañas” dice.

“Nosotros somos una cooperativa pequeña que empezó en el turismo para poner en valor el trabajo de nuestros socios y ahora, mira, este reconocimiento en los Premis Turisme Comunitat Valenciana nos confirma que estamos en el buen camino, es maravilloso” afirma emocionada la responsable de agroturismo.