¿Sabías que el complejo temático de Walt Disney World Resort ocupa una superficie que supera las 12.000 hectáreas, aproximadamente como la ciudad de València, o el triple que el término municipal de Benidorm? A simple vista, los parques temáticos y los destinos turísticos inteligentes parecen realidades muy diferentes. Pero, al fin y al cabo, los primeros se han convertido en los segundos antes de que muchos municipios ni siquiera se lo planteasen.
La planificación de los destinos en clave inteligente se sitúa a la vanguardia de la planificación turística actual con el objetivo de ofrecer al turista, y también al residente, la mejor experiencia posible de la manera más eficaz y eficiente. ¿No es ese también un objetivo de los parques temáticos?
Todavía, cuando mucha gente piensa sobre la evolución de los destinos turísticos inteligentes imagina algo que quizás sea más propio del cine de ciencia ficción, un futuro que no sólo sea más eficiente, sino que lo parezca. Una cosa que podría ser incluso viable en una ciudad de nueva construcción como “Elysium City”, que se prevé ubicar en Castilblanco (Extremadura). Un proyecto que una vez terminado contará, donde no había nada, con hoteles, casinos, parques temáticos, edificios gubernamentales, sistema de transporte de alta velocidad, palacio de congresos, estadios y hasta un puerto deportivo; todo ello monitorizado a través de un «data center». Pero, la mayoría de las ciudades no parten desde cero y su evolución hacia el paradigma inteligente cuenta con un enfoque menos disruptivo, priorizando los cambios “por dentro”, mejorando su gestión y aplicando la tecnología para administrar más eficientemente los servicios y suministros en beneficio de habitantes y turistas.
Así, las ciudades llevan a cabo acciones muy valiosas como la sustitución de la iluminación por redes led que informan del estado de mantenimiento de cada bombilla, iniciativas en pro del transporte sostenible como puntos de recarga eléctrica de vehículos, análisis de datos, etc. Pero no siempre con la idea en el horizonte sobre la importancia de tener una visión completa e integral del proyecto de destino turístico o ciudad inteligente.
Walt Disney World Resort, en Orlando, Florida, es conocido por sus numerosos hoteles y parques temáticos que conforman un destino turístico en sí mismo. El complejo es capaz de albergar simultáneamente a 300.000 turistas generando un total de 80 toneladas de residuos diariamente. Y como si de una ciudad se tratase gestiona todo lo relacionado con el transporte, aparcamiento, comercio, alojamiento, flujos de personas, infraestructuras de comunicaciones e incluso servicios médicos las 24 horas del día.
En sus 48 años de existencia también ha debido adaptarse, igual que las ciudades, a los nuevos tiempos redefiniendo por completo la manera en la que todo su engranaje ha de funcionar de forma óptima para crear la mejor experiencia posible para sus millones de visitantes. Si nadie duda del éxito de Disney, ¿por qué no podemos aprender de ello para nuestros destinos?
Así, podemos buscar inspiración en las soluciones tecnológicas que implementa, como la Disney MagicBand, una pulsera que sirve para ingresar en los parques del recinto, acceder a su vez a las atracciones haciendo uso de los gestores de colas como el sistema FastPass, reunir tus fotos en atracciones y encuentros con personajes o espectáculos, abrir la puerta de tu habitación del hotel y cargar tus compras a la cuenta de tu habitación del hotel. Algo que según los gestores del complejo es muy beneficioso a la hora de mejorar la experiencia del cliente además de fomentar su gasto. Y a lo que hay que sumar la cantidad de información cuyo uso genera y que tanto interés tiene para ellos a la hora de diseñar su estrategia.
Pero soluciones tecnológicas existen infinidad y adaptadas a cada casuística, por lo que quizás sea aún más interesante, persiguiendo lograr el enfoque holístico e integral que antes se comentaba para los proyectos de ciudades y destinos inteligentes, buscar en los parques temáticos la inspiración a la hora de articular todo su universo en torno a un tema y una historia coherentes que envuelvan las diversas actuaciones en clave inteligente con el objetivo de crear una experiencia completa.
En el caso de los parques, los temas tienden a ser más evidentes al venir relacionados con el imaginario colectivo, el cine, la historia o tantas otras cosas, pero en el despliegue de las ciudades y destinos inteligentes esos temas no son tan obvios en la práctica, aunque siempre todas las actuaciones deberían responder a una estrategia común del municipio que pretende dar respuesta a una situación determinada cumpliendo ciertos objetivos predefinidos.
Por ejemplo, si el anhelo de un destino es convertirse en una ciudad sostenible, con tal de posicionarse y diferenciarse como tal, utilizando los recursos naturales de la manera más eficiente para promover la sostenibilidad situándola como tema central; ésta debe aparecer en cada actuación, desde el entretenimiento y el transporte hasta el diseño de los edificios y mobiliario urbano, promovida desde la administración con sus propias iniciativas e incluyéndola como requisito en pliegos y concursos. O del mismo modo, por ejemplo, con la accesibilidad, y no sólo llevando a cabo actuaciones específicas en este sentido, que también, sino afrontando todas las futuras actuaciones del municipio desde esta perspectiva, como un requisito mínimo e indispensable.
Y es que, con la ayuda de la tecnología, las ciudades son capaces de cumplir con todos estos objetivos, mejorando procesos y dando soluciones más efectivas a la problemática de las mismas. Pero el diseño de los parques temáticos sirve como ejemplo a la hora de redondear el círculo y organizar dichas mejoras en una estrategia integral capaz de garantizar que todas las actuaciones en clave inteligente, llevadas a cabo desde distintas áreas de la administración, brinden una gran experiencia para el conjunto de los turistas y residentes promoviendo la percepción de un cambio real, poniendo en valor las a menudo desapercibidas inversiones millonarias y generando sinergias capaces de multiplicar el efecto de las mismas.
Alejandro Benito
Investigación en Invat·tur