Ver la vida desde los 93 años da un valor especial a las palabras de José Orts Serrano. Este empresario ilicitano ha sido reconocido con el Premi Turisme CV a la personalidad turística este año por su trayectoria como hotelero desde los años 60 y su afán por la integración del turismo con la naturaleza en general y con el Palmeral de Elche en particular.
Además de fundar el camping el Palmeral, el Hotel Huerto del Cura, el primer camping de caravanas de la Comunitat Valenciana o el Hotel Jardín-Milenio, Orts Serrano fue presidente del Centro de Iniciativas Turísticas de Elche donde promovió un turismo más centrado en el entorno natural y el patrimonio histórico, dentro de un contexto, el de la provincia de Alicante, dominado por el turismo de sol y playa.
El Premi Turisme CV nos sirve de excusa para entrevistarlo y recibir de su puño y letra respuestas que son textos casi literarios llenos de experiencia, contundencia y calidez al mismo tiempo.
Así es la visión de José Orts Serrano (Elche, 1932) sobre el turismo, la actividad con la que fue más feliz, según dice; y la naturaleza, su adicción incurable. “Cuando se contacta y se vive, atrae, entusiasma, abre los sentidos y, para siempre, impregna tu vida de verde. Así fue y así es” dice el reconocido empresario, ya retirado.
¿Qué significa para usted recibir el Premi Turisme Comunitat Valenciana a la Personalidad Turística?
Cuando uno por la edad cesa en las actividades con la que consumió su existencia, cuando ha asumido que ya está al final del viaje, que ya no cuenta, no decide, que no es nada donde fue todo, llega la sorpresa de que la Generalitat, el máximo órgano de gobierno de tu tierra, te honra con un inesperado galardón que premia la actividad con la que fuiste más feliz. ¿Se puede recibir mayor regalo?
En 1960 asumió la dirección del camping Palmeral de Elche, el primero de la ciudad. ¿Cómo recuerda aquel primer paso en el mundo del turismo?
Mi padre, mi raíz emprendedora, falleció unos días antes de inaugurar el Camping Palmeral frente al Huerto del Cura (su herencia más preciada). Pensó que los escasos turistas que hacían la ruta Barcelona-Granada verían con agrado pasar una noche en un oasis y visitar, antes de seguir camino, un jardín en pleno palmeral, coronado por el fenómeno natural de la Palmera Imperial.
Yo, recién llegado de la Universidad, sin iniciar los primeros pasos de mi reciente abogacía, tuve que hacerme cargo del Camping y de la transformación del Huerto en un jardín visitable que justificase una visita pagada que a su vez financiara las cuantiosas reformas del mismo.
¿Cómo ha cambiado el turismo desde entonces, según su punto de vista?
Volviendo a los años de aquel incipiente turismo hay que hacer memoria de lo que fue la España “francorizada” hasta el tuétano durante muchas décadas: un país fracturado y arruinado por la guerra, pero siempre abierta, dispuesta a atender, ayudar e informar a quienes traían las huellas y novedades europeas a cambio de, buen precio, clima seguro, mejor trato, y, en ocasiones amistad para siempre.
Los envidiados turistas de aquella época traían coches nuevos (algo inaudito para los españoles), monedas en dólares, tiendas de campaña de colores vistosos y caravanas impolutas… al tiempo que los nativos, aislados del mundo durante tantos años, íbamos descubriendo otras costumbres, otras creencias y, sobre todo, que la libertad no era libertinaje y que las nuevas costumbres no eran incompatibles con la salvación del alma.
Evidentemente era otro turismo porque la sociedad y el mundo han seguido cambiando: la prosperidad y la ventaja del cambio monetario han traído la masificación (casi asfixiante) por un lado y el anonimato por otro. La amistad se ha convertido en clientela, y la convivencia amistosa en negocio.
El verde es ahora cemento y la noche que cantaba habaneras suena hoy a borracheras.
En 1972 se inauguró el Hotel Huerto del Cura gracias a su iniciativa y promoción. Este establecimiento supuso el inicio de una oferta hotelera y un turismo en Elche vinculado al paisaje y la naturaleza. ¿Cómo surgió esta idea en aquellos años?
Efectivamente hace ya 40 años el Hotel Huerto del Cura nació como un intento de armonizar la naturaleza con la vida humana. Mi experiencia personal del Camping Palmeral (Hospedaje al aire libre) y de jardinero del Huerto del Cura tenían que desembocar en una aventura que uniese el paisaje, como espacio que acompaña, serena y nutre el espíritu, con la actividad humana indispensable para sobrevivir.
Armonizar una construcción con la naturaleza es tarea delicada porque las sociedades son depredadoras por naturaleza. Pero contra la depredación esta la inteligencia, el saber hacer y el amor a la naturaleza. Miguel Duran Loriga, arquitecto y un servidor nos sentamos a pensar y… ¡parió la burra!
El hotel Huerto del Cura, situado en el palmeral histórico de Elche, supuso el inicio de una oferta hotelera de alto nivel en la ciudad y un modelo de desarrollo turístico vinculado al paisaje y la naturaleza. ¿Cómo ve ahora la relación del turismo y el entorno natural?
Elche venera y vigila el palmeral como un Bonzo único estático e intocable. Así ha permanecido durante siglos y así permanece con la alarma puesta en estado de alerta.
La singularidad del palmeral de ELCHE en Europa es indiscutible. Es único porque es la plantación de “Phoenix dactylifera” más al norte que existe……y aquí acaba su indudable singularidad. Porque no es la única plantación en el mundo.
En Arizona (EEUU) he visitado cultivos de muchos miles de palmeras datileras y CHATGPT me informa que en el mundo existen entre 100/120 millones de Phoenix dactyliferas cultivadas.
Me tienta preguntar: ¿No existen Paisajistas, Biólogos, Arquitectos o Urbanistas que aporten solución a que nuestro palmeral sirva para algo más que para ser contemplado como el único Bonzo Estático natural del mundo?

Hotel Huerto del Cura en la actualidad
Ha publicado recientemente un libro sobre su vida titulado “El taller de mi vida”, ¿qué ha querido contar en él?
Efectivamente. He plantado millones de plantas, he tenido 5 hijos con Marisol, mi única mujer y compañera durante 63 añitos de nada. Me faltaba escribir un libro y ahí está vivito y coleando: “EL TALLER DE MI VIDA”
El atrevimiento se debe a la tentación/reflexión que tenemos los viejos de revivir en la memoria episodios de la vida, experiencias, consejos y recuerdos, que es lo único que se tiene cuando el feliz espectáculo de la vida se acaba.